En la frescura del parque, entre risas y charlas amenas,
el mate nos une, nos hermana, nos llena de alegría serena.
Es más que una bebida, es un lazo que nos conecta,
con amigos, con la naturaleza, con la vida que nos rodea.
El mate tiene sabor de casa, de tierra fértil y de amor,
es el refugio del alma, es el abrazo más sincero y mejor.
En cada sorbo, sentimos el calor del hogar,
y en cada mate compartido, florece la amistad sin cesar.
Desde mi querido y amado Rio Grande del Sur,
hasta aquí, donde la cultura se hermana en un susurro.
El mate nos acerca, nos hace sentir en casa,
en esta tierra que nos cobija con su bondad y su gracia.
En cada cebada, en cada ronda alrededor del termo,
se teje la red de complicidad que nos une como en un enigma.
Y así, entre mates y risas, compartimos nuestros sueños,
sintiéndonos en casa, en este rincón que nos acoge con desvelos.
Que viva el mate, esa bebida que nos llena el alma,
que nos acerca, que nos hermana, que nos embriaga de calma.
En el parque, en el rincón más querido, en cualquier lugar,
el mate nos une, nos reconforta, nos hace sentir en casa, sin dudar.
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