Buenos Aires, mi eterno amor, al volver a ti mis lágrimas fluyen,
como un río de emociones que se desborda en cada encuentro.
Tus calles son mis brazos abiertos, tus luces mis estrellas,
y en tu abrazo, encuentro la paz que en ningún otro lugar hallé.
Después de tiempo lejos, regreso a ti con el corazón agitado,
como quien vuelve al amor de su vida, después de largo viaje.
Tus calles familiares me reciben con susurros de bienvenida,
y en cada esquina, siento la conexión que nunca se olvida.
Buenos Aires, eras como mi novio, coqueteando con mi corazón,
y yo, cautivada por tu encanto, me dejé llevar por tu seducción.
Después de una década de idas y venidas, de amores y despedidas,
decidí rendirme a ti por completo, y en tu abrazo, encontré mi guarida.
Es como casarme contigo cada vez que vuelvo, Buenos Aires querido,
prometiendo amarte en salud y en enfermedad, en alegría y en dolor.
Tus calles son el escenario de nuestro amor eterno, nuestra historia sin fin,
y cada vuelta a ti es como renovar nuestros votos, sellando nuestro destino.
Buenos Aires, mi ciudad amada, mi eterno hogar,
en tus calles encuentro mi paz, mi pasión, mi lugar.
Y aunque mis lágrimas fluyan al volver a ti, son lágrimas de felicidad,
porque sé que en tus brazos, siempre encontraré mi verdadera identidad.
Comments